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Dos Siglos Gritando Libertad


Es absolutamente irracional pensar que la “Lucha” en América Latina es un proceso nuevo. Desde nuestros más remotos orígenes esta palabra ha enmarcado el crecimiento de nuestra civilización y nuestro progreso. Lamentablemente esa historia no nos fue contada, fue omitida por no poner en riesgo los nuevos caminos que el liberalismo había planeado para nuestros rumbos. Pero es hoy, precisamente hoy, que el poder ha regresado al pueblo, y que la región vuelve a levantar las banderas de la unidad y la revolución social.

Sería para la primera década de 1800 que la batalla por la liberación de los pueblos se extendería por toda la región. El modelo implantado por las luchas del Libertador Simon Bolívar, al norte de Sudamérica, tendría su pronta repercusión con los posteriores Gritos de Independencia de este lado del continente y, gracias a la lucha del General San Martín, quien implantó el modelo de unidad, América del Sur proclamaría su separación de la Corona y sus propios gobiernos autónomos al modelo europeo.

Es justamente ahora, dos siglos más tarde, que esas luchas están más vigentes que nunca. Es ahora cuando los pueblos volvemos a levantar las manos para rescatar ese modelo de franca unión pero, sobre todo, de profundo hermanamiento con el ideal de una América Latina Soberana. Es, en este momento, cuando el Socialismo del Siglo XXI ha llegado para plantar la bandera contra el neocolonialismo y la incursión del norte.

Los procesos que hoy se llevan a cabo en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay nos relatan que ahora la historia la construimos nosotros. Lejos ha quedado el ideal de que un modelo como el cubano no podía reproducirse, porque el pueblo está luchando para defender a gobiernos que han traído principios de equidad y justicia en cada uno de sus países. Porque es ese mismo pueblo el que mantiene día tras día el combate contra el sometimiento que desde la colonización nos quisieron implantar, y que ahora se disfraza de autonomismo para dividirnos.

La senda esta trazada, la lucha es ahora. Tenemos un solo camino por andar, el de una América Latina justa, soberana, libre, que solo puede ser entendida por un cambio profundo de nuestras sociedades. Porque “la tierra es de quien la trabaja”, trabajemos por nuestra tierra que hoy nos invita a hacerlo. Desde el sur, la nueva revolución se siente, es el tiempo del pueblo que desde hace dos décadas ha entregado la vida por la unidad. Esta es la hora.

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